1.- Lectura Bíblica: 1 Corintios 13:4-7; Efesios 5:23-26
2.- Meditación familiar:
El día que Marcela decidió no enfrentarse con su marido, sino
guardar silencio hasta que pasara su molestia, la relación dejó de ser tirante
y se dieron los primeros pasos para lograr el entendimiento de pareja.
“Reconozco que antes reaccionaba ante la primera provocación de
mi marido. Ahora las cosas son diferentes. Espero que me pase la rabia y ahí es
cuando procuro el diálogo”, dijo cuando se le preguntó el secreto para recobrar
la armonía.
Admitió que debió pedirle a Dios, una y otra vez, que le
permitiera perdonar a su esposo y que trajera sanidad a su alma. “Fue el
comienzo de una nueva vida”, explica.
El apóstol Pablo
escribió una hermosa definición del amor verdadero, que debe primar en el
matrimonio y en el conjunto de nuestras relaciones interpersonales:
“El
amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no es
jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se
irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, sino que se goza de la
verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. (1
Corintios 13:4-7).
Pese a ello, si colocamos la mano en nuestro corazón para hacer
una evaluación honesta, descubriremos que no cumplimos ni la mínima parte de los
postulados descritos por el gran misionero del primer siglo. Nos hace falta
mucho, porque generalmente prevalece el orgullo. Se convierte en el principal
enemigo de la relación de pareja.
Y en cuanto
a los esposos, Pablo también es específico: “Maridos,
amada a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí
mismo por ella, para santificarla…” (Efesios 5:25, 26 a).
¿Hay alguna salida? Sin duda que sí. Por grave que luzca la
situación, es posible hallar una solución.
Es importante que los
cristianos evaluemos cada día nuestros pensamientos y acciones. Casados o no,
es esencial que lo hagamos, tal como lo recomienda el apóstol Pablo: “Examinaos
a vosotros mismos para ver si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos, ¿O no
os conocéis a vosotros mismos? ¿No sabéis que Jesucristo está en vosotros?!A
menos que estéis reprobados!.” (2 Corintios 13:5) y también: “Así
que, cada uno someta a prueba su propia obra y entonces tendrá, solo en sí
mismo y no en otro, motivo de gloriarse.” (Gálatas 6:4).
Apúntelos en una libreta y, a un lado, defina ¿qué podría hacer
usted para entrar a resolver tales diferencias?
Podemos asegurarle que se involucra al Señor Jesús en su hogar,
Él le guiará en el proceso necesario para hallar la salida al laberinto en el
que se encuentra.
3.- Oración familiar:
“Amado Señor Jesús, en este nuevo día te agradecemos la inmensa
misericordia de tenernos unidos como familia, y darnos la posibilidad de
encontrar soluciones a los conflictos cuando surgen en el ámbito del hogar.
Concédenos la sabiduría necesaria para dar lo mejor de nosotros en procura de
que nuestro hogar siga avanzando hacia la solidez.”
4.- Una Meta familiar para hoy:
Procuraré el diálogo con mi pareja y no permitiré que los
conflictos que puedan surgir, cieguen mi vida para no orientarme hacia la
concertación para traer armonía en el hogar
Escrito por: Fernando Alexis Jiménez
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