Un equipo es como una red en la que hay “nodos”
y hay “vínculos” entre los nodos. La fuerza y consistencia de una red tiene
mucho más que ver con la calidad de los vínculos, que con la calidad de los
nodos.
Eso significa que al configurar un equipo, es vital contar con
grandes profesionales, pero por muy buenos que sean individualmente, si la
unión entre ellos no es sólida, no hay equipo. Será un grupo de buenos
profesionales, que siempre es mucho menos que un buen equipo.
Según el director de Infova, Gonzalo Martínez, “la función
principal de quien dirige es seleccionar a las personas adecuadas para la
organización. Si un director se equivoca en la elección de las personas, se
equivoca en todo”.
“Frecuentemente esto implica que, cuando llega el momento, los
directores deben facilitar la salida de los profesionales que no son los
adecuadas para el equipo, para poder incorporar a personas con las actitudes y
capacidades necesarias. Son decisiones duras en defensa del equipo y en defensa
propia. Si el equipo no funciona el responsable es quien lo dirige, sin excusas
y sin razones”, agregó.
En ese sentido, el experto brinda consejos para los líderes que
buscan favorecer un mejor vínculo entre los miembros de su equipo:
1. Encuentro personal
Crea espacios de encuentro más allá de lo estrictamente
profesional. Permite que se descubran las personas que son, no solo los
profesionales que trabajan juntos. Funcionan muy bien las convenciones
estratégicas, las reuniones fuera del lugar de trabajo, las salidas para
definir como trabajamos juntos, los torneos deportivos interempresa.
No tanto por la información empresarial que se comparte o las
decisiones corporativas que se adoptan como por las cervezas y las conversaciones
informales que se producen cuando la convención a terminado.
2. Consigue que se
diviertan juntos
Hay pocas cosas que refuercen más el vínculo que disfrutar
juntos. Crea un ambiente distendido, de exigencia y disfrute. Se muy profesionales
no implica ser aburridos, ni elimina el espacio para la broma. Los ambientes
divertidos favorecen además la creatividad y mejoran los procesos de
comunicación y la resolución de conflictos. Haz convenciones divertidas. Las
personas aprenden y recuerdan cuando se divierten.
3. Celebra y lamenta en
equipo
En el equipo ganamos y perdemos juntos. Celebramos los éxitos y
lamentamos los fracasos juntos. Aprendemos, corregimos y seguimos avanzando. Y
lo hacemos juntos. Los directores que socializan y el fracaso y personalizan
los éxitos no hacen equipo. El fracaso bien gestionado es parte del camino y es
una gran oportunidad para cohesionar el equipo.
4. Utiliza un lenguaje
inclusivo
Habla de nosotros, para lo bueno y para lo malo. Un líder
pregunta ¿cómo vamos?, no pregunta ¿cómo vas? Aprovecha las oportunidades que
te da el día a día para hablar de los resultados y los progresos del equipo.
Subraya lo colectivo en público.
5. Objetivos comunes
ambiciosos
Cuando los equipos alcanzan objetivos difíciles gracias al
esfuerzo de todos se crea una sensación de camaradería y de logro conjunto que
hace más fácil la consecución del siguiente reto. Es increíble el poder
cohesionador que tiene el éxito improbable.
Por último, el experto propone exigir a cada miembro que sea un
buen jugador de equipo, porque “la exigencia explicita a los profesionales de
hacer equipo, de construir equipo, de reforzar los vínculos con los compañeros,
les hace conscientes de que aunar esfuerzos es una parte esencial de su
responsabilidad”.
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