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Dios se agrada mucho de las buenas acciones que tengamos hacia nuestro prójimo y en su obra, pero lo que tal vez no hemos tomado en cuenta es que Dios escudriña primero el corazón. “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.” 1 Samuel 16:7 (RVR-1960)
Dios considera los propósitos de nuestro corazón, si todo lo que estamos haciendo y el servicio que prestamos es motivado por una convicción sincera de amor hacia Él o tan solo un impulso para salir del paso, por conseguir algo, o fingir lo que no somos.
Es por esa razón que debemos preguntarnos si estamos donde estamos porque es lo mejor o porque nos conviene.
Debemos estar conscientes que lo que desea Dios de nosotros es que realmente deseemos vivir como Él manda, que nuestras acciones sean el reflejo de nuestras convicciones, de una fe no fingida y no de una búsqueda de ventajas. Porque si nuestra motivación no es la correcta, al menor obstáculo el escapar será nuestra mejor opción, el abandonar la obra será lo más conveniente para nosotros.
Es hora de no fijarnos en hacer lo más fácil, lo más conveniente para nosotros, sino lo correcto y lo que le agrada a Dios.
Hoy te invito a que hagas una autoevaluación de lo que estás haciendo y cómo estás viviendo, no es tarde para cambiar. Comienza a vivir en base a tus convicciones, si crees en Dios vivirás para agradarle verdaderamente, no por conveniencia sino porque tu corazón quiere estar ahí, agradando a tu Padre.

Fuente: CVCLAVOZ.

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