Dios considera los
propósitos de nuestro corazón, si todo lo que estamos haciendo y el servicio
que prestamos es motivado por una convicción sincera de amor hacia Él o tan
solo un impulso para salir del paso, por conseguir algo, o fingir lo que no
somos.
Es por esa razón que
debemos preguntarnos si estamos donde estamos porque es lo mejor o porque nos
conviene.
Debemos estar
conscientes que lo que desea Dios de nosotros es que realmente deseemos vivir
como Él manda, que nuestras acciones sean el reflejo de nuestras convicciones,
de una fe no fingida y no de una búsqueda de ventajas. Porque si nuestra
motivación no es la correcta, al menor obstáculo el escapar será nuestra mejor
opción, el abandonar la obra será lo más conveniente para nosotros.
Es hora de no fijarnos
en hacer lo más fácil, lo más conveniente para nosotros, sino lo correcto y lo
que le agrada a Dios.
Hoy te invito a que
hagas una autoevaluación de lo que estás haciendo y cómo estás viviendo, no es
tarde para cambiar. Comienza a vivir en base a tus convicciones, si crees en
Dios vivirás para agradarle verdaderamente, no por conveniencia sino porque tu
corazón quiere estar ahí, agradando a tu Padre.
Fuente: CVCLAVOZ.
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