Hay dos corrientes
ideológicas influenciando a estos grupos extremistas: la cosmovisión mapuche y
el movimiento socialista y anarquista.
Hace un año atrás me
horrorizaba al saber que grupos islámicos extremistas estaban quemando iglesias
en Nigeria, o que en la India a los cristianos los golpeaban hasta matarlos o
que en Chiapas sacaban a familias cristianas de sus casas por el sólo hecho de
ser evangélicos. Y en mi país Chile, ciertas agrupaciones mapuches comenzaron
este año 2016 con una nueva modalidad de terror para exigir hacer válidas sus
demandas: la quema de iglesias cristianas, tanto católicas como evangélicas.
Todos los chilenos nos hemos acostumbrado por años a ver en las noticias las
imágenes de enfrentamientos de carabineros y grupos radicales indígenas, de
propiedades empresariales siendo arrasadas por el fuego intencional o las
huelgas de hambre tanto de hombres como de mujeres. Todo esto, por la
confiscación estatal y de empresas privadas de millones de hectáreas de tierra
ricas en materia prima. Los grupos radicales culpan de su pobreza y condición
mísera a estos entes abusadores y opresivos, quienes los trataron de exterminar,
colonizar, mestizar y expulsar de terrenos prósperos en los casi 400 años de
historia de nuestro territorio. Pero en el siglo XXI, ¿qué tienen que ver los
incendios intencionales a iglesias cristianas?
Si bien los movimientos que
se han adjudicado la quema de 17 iglesias hasta la fecha no lo dicen, sus
motivaciones se pueden deducir de las 2 corrientes ideológicas que están
influenciando a estos grupos extremistas: la cosmovisión mapuche y el
movimiento socialista y anarquista. La primera, consiste en la creencia de
leyendas y mitos que explican la fundación del mundo por medio de dioses
formidables propios de la naturaleza. La misma naturaleza es considerada
sagrada y no digna de ser comercializada. Sin embargo, esta parece una
contradicción cuando sabemos de hectáreas quemadas por estos mismos grupos
accionistas. Así mismo, hay una serie de ritos y ceremonias que dan como
resultado prácticas supersticiosas y mágicas. La evangelización misionera
protestante y partir del siglo XX pentecostal en el pueblo mapuche, ha
convertido a la novena región la más evangélica del país. Como muchos de estos
conversos ya no practican sus costumbres o tradiciones ceremoniales, son
considerados por sus compañeros como "traidores" a la fe tradicional,
siendo objetos de desprecio, burlas y resentimiento de los de su propio pueblo
que al parecer los está castigando al quemar sus iglesias. Por otra parte,
muchos jóvenes mapuches que han tenido acceso a la educación universitaria por
ejemplo, más el apoyo que han recibido de chilenos que hacen suyas las demandas
de este pueblo, han encontrado un respaldo argumentativo en el movimiento
socialista y anarquista. Esto lo vemos reflejado en el "modus
operandi" de estas agrupaciones antes de atacar un lugar, objetos o
personas: encapuchados, armados y organizados para quemar casas, propiedades,
empresas como actos de resistencia. La religión para estas organizaciones
socialistas, parafraseando a Marx, vendría siendo un opio para el pueblo
mapuche, para esos miles de hombres, mujeres y familias que han decidido
trabajar, dejar de exigir la devolución de hectáreas de tierra o aún, que han
dejado de practicar las tradiciones culturales de su comunidad. Por lo tanto,
al incendiar sus centros de reunión, se está reventando una burbuja en la cual
han estado encerrados miles de personas que según su perspectiva, deberían estar
luchando contra los intereses egoístas de empresas y el estado. Sin embargo, lo
que más nos ha asombrado a nosotros, los evangélicos de otras regiones,
espectadores de esta verdadera persecución de feligreses a través de los medios
de comunicación, es la valentía, la fortaleza y la unidad de los hermanos en la
fe que se han reunido en las cenizas de sus templos para orar, impartir animo y
fe a la congregación para nuevamente levantar lo más pronto posible sus
respectivos templos. Ya la novena región de nuestro país (zona afectada), ha
decidido realizar eventos y reuniones extra-denominacionales que buscan salir a
las calles para demostrarles a la ciudadanía su reprobación a la quema de
iglesias y a las amenazas que recibieron en abril del presente año: "todas
las iglesias serán quemadas". Pedimos la oración por los abusos e
injusticias que se viene dando desde los puestos de poder hace cientos de años;
por esas familias que fueron engañadas, estafadas por empresarios astutos y un
estado benefactor con tales intereses. Pedimos la oración por aquellos grupos
indígenas que han persistido en el tiempo gracias a sus firmes tradiciones y
coraje en la defensa de lo que consideran sus tierras. Y finalmente, pedimos la
oración por los miles de creyentes: mapuches, mestizos, hermanos misioneros, líderes
y familias que han encontrado sentido a sus vidas en el Evangelio de
Jesucristo, quienes tristemente han visto su fe probada con fuego.
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