Una gran parte de las personas que asisten a
iglesias estadounidenses saben que disfrutar de un café antes de un culto casi
se ha vuelto parte del servicio. Es por eso que dos iglesias se han unido con
agricultores latinoamericanos para promocionar su café… y a su vez ayudar a sus
comunidades.
Cuando un terremoto devastador impactó a Haití en enero de 2010,
muchos grupos enviaron equipos de auxilio a la zona. Uno de ellos fue la
Iglesia Woodlands, en las afueras de Houston, Texas. La capital de Haití,
Puerto Príncipe, recibió mucha de esa ayuda y la cobertura noticiosa. Pero, los
misioneros de Woodlands descubrieron que aldeas, en las montañas, también
necesitaban ayuda y no solo por desastres naturales.
“Estuvimos
allí y vimos que había café, tirado en el suelo. Semillas de café esparcidas
sobre el suelo y preguntamos: ¿Cuéntenos sobre eso, qué ocurre? Ellos dijeron:
Bueno, nadie compra nuestro café, no tenemos a quién vendérselo”, dice Chris
Shook, directora de misiones de la Iglesia Woodlands.
El
problema era la ubicación remota de la aldea.
“Estas
eran personas que estaban hambrientas y no tenían lo suficiente para comprar
comida o ropa o pagar la educación de sus hijos. Tenían el producto, pero nadie
que lo comprara. Entonces dijimos, ustedes son buenos para cultivar café y
nosotros buenos para beber café”, indica Chris.
Semillas
verdes de café son enviadas a Miami, luego van a Houston en camión.
“Y
luego, los voluntarios locales lo tuestan y lo empacan y nuestra congregación
lo compra alocadamente y se lo bebe”, comenta Chris.
Con
una asistencia de al menos 18 mil personas cada semana, su café – anteriormente
llamado Summit – ahora se vende bajo la marca WC Trading Company con un mercado
establecido.
“Le
decimos a nuestra congregación: 'Hey, ustedes va a comprar café de todos modos,
así que ¿por qué no hacer una escogencia aquí? Y hacen la diferencia en este
lugar", dice Chris.
La
iglesia estima que su negocio de café ayuda aproximadamente a 8 mil miembros de
familias haitianas.
“Básicamente,
les damos un precio justo de intercambio. Es tres veces más que cualquier otro
comerciante les daría. Pero, cuando lo vendemos aquí, tomamos las ganancias y
regresamos y realizamos programas médicos, alimenticios y educativos”, explica
Kerry Shook, pastor de la Iglesia Woodlands.
Aproximadamente
a 1500 millas al noroeste, en la ciudad capital de Washington D.C., la Iglesia
de Comunidad Nacional (NCC, por sus siglas en inglés), hace algo similar en
Colombia. Su marca de café proviene de una zona en conflicto, conocida por sus
secuestros, coche bombas y asesinatos. Miembros de la iglesia como Santiago
Moncada y Steve Thaler trabajaban con niños colombianos durante un viaje
misionero.
“El
pastor que invitamos al evento luego nos contó el testimonio de estos
campesinos que viven en una región montañosa, controlada por los rebeldes
guerrilleros y él explicó cómo, luego de convertirse, erradicaron sus cultivos
de cocaína y sembraron café”, detalla Moncada.
Cuando
Moncada y Thaler llegaron al lugar, el café estaba listo para cosechar y ellos
sugirieron una asociación.
“Originalmente
empezamos con un poco de café, para compartirlo con la congregación. Pero, eso
pronto se expandió a miles de libras de café que ahora importamos”, dice
Moncada.
El
Café Redeeming Grounds se vende no solo en la capital, sino en la Internet.
“La
respuesta estadounidense a este café ha sido grandiosa. Así que estamos en
crecimiento. Empezamos con unos campesinos y ahora hemos erradicado más de 55
hectáreas de cocaína. Eso se traduce en 17 mil kilos de cocaína que ya no
existen, que tendrían un valor de más de 80 millones de dólares”, asevera
Moncada.
Los
agricultores colombianos son quienes deciden cómo usar las ganancias.
En
el pasado el dinero ha sido usado para construir sistemas de irrigación y
sostener programas educativos. Redeeming Grounds se vende en Ebenezers, la
cafetería de NCC en la ciudad capital y en otras tiendas establecidas alrededor
del país. Moncada dice que los nuevos clientes pueden conocer el poder del amor
de Cristo.
“Siempre
están curiosos de saber por qué estos campesinos siembran café en lugar de
cocaína, porque se asume que la cocaína es más lucrativa y así podemos
compartir el corazón que hay detrás de todo esto. Tenemos la oportunidad de
compartir el testimonio de estos trabajadores y cómo su fe les ha hecho
cambiar”, expresa Moncada.
“Las
personas nos ven regresar como iglesia una y otra vez, haciendo cosas, no solo
por hacernos sentir mejor sino porque ellos realmente necesitan algo en su
comunidad”, indica Chris.
“Y
entonces lo que siempre decimos es: Cristo más cafeína funciona de verdad,
porque cambiamos el mundo dos veces más rápido por tomar tanto café”, concluye
Kerry.
Fuente. www.MundoCristiano.tv
Publicar un comentario