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¿Un marido tiene la autoridad para
quitarle el teléfono a su esposa, impidiéndole realizar llamadas?
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¿Un marido tiene la autoridad para tomar
las llaves del coche de su mujer? ¿Las llaves de casa?
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¿Un marido tiene la autoridad para
impedir físicamente salir de la casa a su esposa?
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¿Un marido tiene la autoridad para
forzar físicamente a su esposa a que lo acompañe cuando sale de la casa?
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¿Un marido tiene la autoridad para
impedir a su mujer que entre a la casa?
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¿Un marido tiene la autoridad de
impedirle el acceso a documentos financieros a su esposa?
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¿Un marido tiene la autoridad para tomar
una propiedad personal de la esposa sin su consentimiento?
Estas no son cuestiones teóricas. Me fueron planteadas por Ruth
Tucker, una mujer cuyo ex marido afirmaba que la Biblia le dio el derecho de
hacer estas cosas. Les comparto aquí con el permiso de ella.
Todas las preguntas de Ruth se refieren a la cuestión de si el
marido tiene derecho a obligar a su esposa a hacer algo contra su voluntad.
Creo que la Biblia enseña que la posición de un marido como cabeza del hogar no
le da el derecho a gobernar, sino más bien la responsabilidad de proporcionar
una supervisión en amor. A un marido no se le imparten privilegios; se le
confía una obligación, la obligación de amar, apreciar y pastorear, en
emulación de Cristo.
Aunque los complementaristas han afirmado sistemáticamente este
punto de vista, esta verdad merece decirse y repetirse con claridad: No
es el derecho del marido forzar o coaccionar a su esposa a someterse. La
sumisión es voluntaria por parte de una mujer, y enteramente su decisión.
Un Punto de Vista Radicalmente Diferente de la Autoridad
La cultura defiende la autoridad como el derecho a gobernar y
enseñorearse sobre los demás, pero la Escritura presenta un cuadro radicalmente
diferente acerca de la verdadera naturaleza de la autoridad. Enseña que:
·
La autoridad no es auto-designada; es
delegada por Dios.
·
La autoridad no es propiedad personal;
simplemente administra y gestiona aquello que pertenece a Dios.
·
La autoridad no se trata de los
derechos; se trata de responsabilidad.
·
La autoridad no se trata de buscar
protagonismo; se trata de dar prominencia.
·
La autoridad no es dominante y
dictatorial; es humilde y gentil.
·
La autoridad no se trata de recibir; se
trata de dar.
·
La autoridad no se trata ganancia
egoísta; se trata de sacrificio desinteresado.
·
Toda autoridad es responsable ante una
autoridad superior, y todos son responsables ante Dios el Padre, que es la
máxima autoridad.
La autoridad piadosa está motivada por el amor y el compromiso.
La autoridad piadosa edifica; no derriba. La autoridad piadosa sirve como un
canal de protección y bendición de Dios. La autoridad piadosa vela por el
bienestar de los demás. La autoridad piadosa trabaja con ellos, y para su
alegría. La autoridad piadosa no glorifica a sí mismo; glorifica a Dios. Pone Su
carácter de manifiesto.
Entre Nosotros No Debe Ser Así
Así que mi respuesta a la pregunta de Ruth y la respuesta que se
espera de todos mis compañeros complementaristas –es un claro y rotundo
"no".
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No. Un marido no tiene el derecho de
quitarle el teléfono de su esposa, e impedirle realizar llamadas.
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No. Un marido no tiene el derecho de
tomar las llaves del coche o llaves de la casa de su esposa.
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No. Un marido no tiene el derecho de
impedir físicamente a su esposa salir de la casa.
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No. Un marido no tiene el derecho de
forzar físicamente a su esposa a que lo acompañe cuando sale de la casa.
·
No. Un marido no tiene el derecho de
impedir a su mujer entrar a la casa.
Jesús condenó a una perspectiva de poder personal de la
autoridad. Condenó a los hombres que ejercían la autoridad de una manera
egoísta y dominante. El dijo: “Mas no será así entre vosotros” (Marcos
10:43-45)
El mal uso / abuso de autoridad es una abominación a Dios. Él
quiere que los líderes sean pastores según Su corazón. (Jeremías 23: 2; Ezequiel
34: 1-4; Zacarías 11:17). Algunas de las condenas más mordaces de la Biblia
están dirigidas a líderes que no pueden ejercer su autoridad de una manera
piadosa. La ira del Señor arde contra ellos (Zacarías 10: 3).
De acuerdo con la Biblia, la sumisión de la mujer es su sola
elección. Un marido no tiene el derecho de forzar o coaccionar a ella para
hacer cosas en contra de su voluntad. Él no tiene el derecho de dominar. Él no
tiene derecho a tirar de abusar de la autoridad y usar tácticas dominantes. Él
no tiene el derecho de hacer someter a su esposa. No. De acuerdo con el autor
de nuestra fe, que no debe ser así entre nosotros!
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