Son presos de
máxima seguridad… y están aumentando su conocimiento bíblico. Este el resultado
de una alianza única entre las prisiones de Texas y el Seminario Teológico
Bautista Southwestern. La meta es reformar el sistema de prisión más grande del
país, al tratar con los criminales… un corazón a la vez.
A 48 kilómetros
de Houston, la prisión Darrington, es hogar de los presos más violentos del
país…
“Esta es una
prisión de seguridad máxima y tenemos todos los niveles de custodia en estas
instalaciones”, dice Mark Jones, de la prisión Darrington.
Pero detrás de
estos muros, los criminales más rudos son transformados a mensajeros de
esperanza, gracias a un programa ofrecido por el Seminario Teológico Bautista
Southwestern…
“Están diseñados
para estudiantes, para obtener un título universitario y prepararles para un
ministerio pastoral”, precisa Dean Denny Autrey, del Seminario Teológico
Bautista Southwestern.
En los primeros
dos años, los reclusos toman cursos educativos como inglés, matemáticas y
ciencias. Luego, siguen dos años de entrenamiento teológico y ministerios
pastorales.
La idea del
seminario inició en 2010, cuando el gobernador Dan Patrick y el senador John
Whitmire visitaron la prisión Angola, en Louisiana, donde un programa similar
ayudó a cambiar la cultura de violencia.
“Angola era la
prisión más sangrienta del país. Desde que llegó la universidad bíblica, han
reducido el crimen dentro de la cárcel en un 72%, entonces la idea es cambiar
la cultura, al cambiar corazones con el mensaje del evangelio”, comenta Autrey.
Durante su
sentencia de por vida, Troup Foster, de 54 años, cambió después de pasar tiempo
en un régimen de aislamiento…
“Pensaba en
suicidarme, en acabar con mi vida, pero luego recordé al Jesús de mi infancia y
me puse de rodillas y clamé a Dios: ‘Por favor si estás aquí, vas a tener que
llevarme en tus brazos’ y desde ese momento Él se reveló a mi vida”, comenta
Foster.
Foster, un ex
pandillero, se convirtió en unos de los primeros graduados del seminario.
Ahora, ministra a otros presos de duro corazón…
“Regresé y
empecé a caminar por esa senda y solo compartir mi testimonio con los demás.
Algunos son distantes al principio, pero cuando les dijo: ‘Mira, hermano, he
estado en esa jaula. Estuve 8 años donde tú estás. Lo hago con amor. He tenido
hombres que llegan a conocer a Jesucristo”, indica Foster.
Brandon Warren
es profesor del seminario…
“Las
estadísticas que tenemos, indican que algunos llevan 20 años desde que fueron a
la escuela y cuando estudiaban no eran tan buenos alumnos. Les enseñé cómo
escribir un trabajo de investigación, cómo escribir un resumen de lectura,
memorizar, hábitos de estudio, cosas así que cierran la brecha”, dice Warren.
Más de sesenta
presos han completado el seminario en la prisión Darrington y, mientras los
estudios son el enfoque principal, las transformaciones espirituales hacen toda
la diferencia.
“Sabemos que a
menos que obtengan al Espíritu y un cambio de actitud no serán efectivos en su
ministerio. Nuestro propósito no solo les da una educación teológica, sino un
corazón por el ministerio, por la Biblia, por el amor de Jesús y por el amor a
sus compañeros de prisión”, precisa Autrey.
El preso, Vondre
Cash, tiene una sentencia de 20 años. A pesar de no ser muy religioso, él fue
atraído por el programa…
“Estaba
buscando; tenía dudas sobre el cristianismo, sobre la religión, hasta que
llegué al programa, gracias al amor que me mostraron mis profesores, su cuidado
y paciencia, y no solo ellos sino los demás alumnos”, indica Cash.
Ese amor llevó a
Cash a una relación más íntima con Dios. Como graduado ahora comparte con otros
la esperanza que encontró…
“…poder dialogar
con hombres en un nivel espiritual, hablarles en los estudios bíblicos y en los
tiempos de oración. Eso es toda una recompensa en sí misma”, comenta Cash.
Warren quien
estuvo preso y dice que el impacto del programa es de gran alcance…
“Esto sucede
todo el tiempo. Los guardas les piden a nuestros alumnos que oren por ellos o
les hacen una pregunta que tengan sobre la Biblia o las Escrituras, y ese tipo
de cosa ha pasado desde el principio”, dice Warren.
El guarda Mark
Jones puede ver la diferencia…
“Ayuda a calmar
lo que ocurre en este centro e incluso cuando estos presos se gradúan, van a
ayudar en otros centros y eso nos beneficia mucho”, comenta Jones.
Los graduados
son despachados a las prisiones de Texas y viven entre la población general,
donde esperan motivar a otros presos a cambiar su camino…
Foster tendrá
casi 80 años antes de obtener libertad condicional y dice que su propósito es
servir a otros, dentro o fuera de los muros de la prisión…
“Algunas
personas se gradúan del seminario y van al norte de África, Checoslovaquia o
Rusia con su trabajo misionero. Éste es mi campo misionero y es donde ya me he
adaptado a la cultura y donde conozco el idioma y Dios me ha llamado aquí”,
concluye Foster.
Fuente www.MundoCristiano.tv
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