El nuevo
jefe de Estado tiene 64 años y es licenciado en administración de empresas.
Además, fue vicepresidente de su país entre 2007 y 2013
El oficialista Lenín
Moreno asumió la presidencia de Ecuador con la meta de avanzar en el modelo
conocido como socialismo del siglo XXI, la huella que deja Rafael Correa en el
país y que está en crisis en Venezuela.
Moreno, de 64 años de edad y que sufre una paraplejia, fue juramentado para un periodo de cuatro años por José Serrano, titular de la unicameral Asamblea Nacional, controlada aún por el oficialismo.
Correa, ovacionado varias veces durante la ceremonia y a
quien se le escaparon algunas lágrimas, le colocó la banda presidencial, ante
una decena de mandatarios latinoamericanos, entre ellos los de Argentina,
Bolivia, Colombia, Chile, Guatemala y Perú.
"Son diez años de haber sido testigos de la construcción
de caminos, puentes, puertos y aeropuertos (...) diez años de la recuperación
de la autoestima y del sentido de pertenencia de los ecuatorianos. Este proceso
tiene un nombre: revolución ciudadana", exclamó Moreno en su primer
discurso como mandatario.
"Todos formaremos parte de un ineludible diálogo
nacional", dijo en un discurso de tono diferente al de su predecesor
Rafael Correa, mucho más polémico y confrontativo.
Moreno aseguró además que su Gobierno se centrará en
la "eliminación de la pobreza extrema", un objetivo prioritario con
el se comprometió durante la campaña electoral.
El presidente reiteró su compromiso de aplicar las
políticas centrales de la estrategia de "Toda una vida", eje rector
de su plan planteado para el período 2017-2021, a fin de "avanzar hacia
una sociedad que precautele el bienestar de sus ciudadanos".
Ello a través de la
"lucha contra la pobreza extrema", "la entrega de transferencias
monetarias para las poblaciones vulnerables", "la ampliación de los
esquemas de protección social", "la construcción de vivienda",
"el incremento de la producción y la apertura de plazas de empleo".
"Vamos a sostener la dolarización", repitió dos
veces durante el discurso, en el capítulo destinado a la situación de la
economía nacional y las políticas que pretende aplicar para salir de la crisis.
Respaldado por la temporal bonanza petrolera, Correa
privilegió la inversión y la equidad social, mantuvo subsidios para los
combustibles y la electricidad y amplió los bonos económicos para los pobres
durante la década que gobernó a Ecuador (2007-2017).
Pero su "revolución ciudadana" afronta ahora
dificultades económicas. La deuda externa trepó en 150% (a 25.680 millones de
dólares, 26,3% del PIB) en la última década, según cifras oficiales. La
economía decreció 1,5% en 2016 y el precio del crudo, principal producto de
exportación, cayó del récord de 98 dólares por barril en 2012 a 35 en 2016.
— Modelo en crisis
—
El modelo de Correa, llamado revolución ciudadana o
socialismo del siglo XXI, basado en un Estado interventor y disciplinador de la
sociedad, "está en crisis" y "requiere una bonanza económica
para sostenerse", opinó Pablo Ospina, analista de la Universidad Andina
Simón Bolívar en Quito.
Para el politólogo Simón Pachano, de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en Quito, la perspectiva para
Moreno "va a ser muy difícil sobre todo por la situación económica",
que llevó al país a la recesión en los últimos trimestres, aunque Correa indicó
que la economía ecuatoriana está en proceso de recuperación.
Y Pachano pone en duda que el nuevo presidente logre
mantener los niveles de inversión social de Correa, que asegura haber reducido
la pobreza de 36,7% en 2007 a 22,9% en 2016 y la miseria de 16,5% a 8,7%.
Sin embargo, las expectativas de las clases bajas se
mantienen intactas. "Ojalá Lenín me ayude para tener mi casa. No quiero
todo regalado, necesito que den comodidades para pagar", manifestó a la
AFP Isabel Trellas, de 61 años.
Moreno aspira alcanzar una economía sostenida en la
eficiencia y el adecuado manejo de los recursos, que encuentre sustento en la
justicia social y la equidad tributaria, para lo que plantea que quienes más
tienen más contribuyan.
El nuevo gabinete está integrado por empresarios,
dirigentes sociales y funcionarios de Correa, como María Fernanda Espinosa y
Miguel Carvajal, quienes serán canciller y ministro de Defensa,
respectivamente.
Moreno, quien eliminó seis ministerios coordinadores
como el de Política Económica, entregó la cartera de Finanzas a Carlos De la
Torre, exasesor del Banco Central, y la de Hidrocarburos a Carlos Pérez,
exdirectivo de la petrolera estadounidense Halliburton en América.
— "Presidente
de todos" —
En los comicios más reñidos para el correísmo, Lenín
-como le llaman sus simpatizantes- ganó el balotaje de abril con 2,3 puntos
porcentuales más que el opositor de derecha Guillermo Lasso, con lo que el
oficialismo suma 14 victorias electorales desde 2006.
Y ante un país polarizado, Moreno prometió este
miércoles gobernar para todos.
"Soy el presidente de todos, me debo a todos,
respeto a todos (...) Trabajaré para que nadie, absolutamente nadie se quede
atrás".
La oposición recuperó terreno al aumentar su presencia
en el Parlamento (de 137 curules), en la que el oficialismo dejó de tener la
mayoría calificada de dos tercios para reformar la Constitución. El oficialismo
ahora tiene una mayoría frágil de 74 escaños, frente a los 100 del periodo
2013-2017.
Correa, figura de la izquierda latinoamericana,
anticipó que se dedicará a su familia y a la academia, sin descartar el regreso
a la política.
"Me voy con el corazón repleto de gratitud con mi
pueblo, que nunca nos falló", expresó el mandatario saliente el lunes en
su cuenta en Twitter.
Fuente: AFP
Publicar un comentario