Un cristiano local del sudeste de Asia, que se había convertido después de
escuchar el Evangelio, compartido por los misioneros del sur, llevó algunos
amigos con él y comenzó a evangelizar en un pueblo donde nunca había llegado la
Palabra de Dios.
Los residentes respondieron positivamente a la evangelización. Trajeron sus
ídolos, collares y amuletos asociados con el ocultismo para ser quemados. Pero
entonces el líder de la aldea acabó muriendo, por eso, los pobladores creyeron
que convertirse a Cristo, había enfurecido a “los espíritus” locales.
Por ello, los cristianos fueron a donde estaba el cuerpo de su líder y
oraron por él, pidiendo que Dios muestre su amor y misericordia a las personas
en ese pueblo para que vean su poder, según relató David Platt, presidente de
la Junta de Misiones Mundiales Bautistas del Sur, en una reciente conferencia
en Nashville.
Poco a poco, el hombre empezó a toser una y otra vez, hasta que empezó a
respirar. “Así los pobladores compartieron el mensaje del Evangelio, al día siguiente,
la gente comenzó a entregar su vida a Cristo y el pueblo empezó a quemar sus
ídolos”, manifestó Platt.
“Hay algunas cosas que no conozco, pero esto es lo que sé: tenemos un buen
mensaje de un Dios que venció a la muerte, que tiene el poder de decir a los
muertos ‘vuelve a la vida’. Hermanos y hermanas, vamos a trabajar juntos para
ver miles y miles de bautistas del sur proclamando la Buena Nueva hasta los
confines de la tierra”.
Fuente: NoticiaCristiana
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